martes, 8 de mayo de 2012

Breve Resumen Anatómico para Ed. física


Anatomía Humana

El aparato locomotor

El aparato locomotor está constituido por el conjunto de los huesos, músculos y articulaciones. Su función es facilitar los movimientos voluntarios en respuesta a las órdenes recibidas de los sistemas nervioso y endocrino. La estructura de los huesos constituye el esqueleto, consistente en unos elementos pasivos del aparato locomotor que actúan como soporte y protección de las partes más delicadas del organismo. Por el contrario, los músculos constituyen el elemento activo, dado que intervienen directamente facultando el movimiento. Algunos músculos no están asignados específicamente a realizar actividades locomotoras, por ejemplo los de la cara, capaces de expresar gestos, sentimientos y estados de ánimo; o los que emiten sonidos, como la voz, que permiten realizar a los humanos la actividad de comunicación más efectiva con su entorno. Ésta es probablemente una de las capacidades de relación más importantes en el ser humano, pues no sólo constituye un medio de comunicación vocal con otros congéneres, sino también de expresión artística y social (canto, poesía, etc.).

El sistema esquelético está formado por tejido óseo compacto y esponjoso en diferentes proporciones, y adherido a él se encuentra una membrana vascularizada de tejido conjuntivo llamado periostio. La unión entre los huesos se realiza mediante articulaciones.

 


Sistema esquelético

Cada tipo de tejido óseo existe en el organismo en proporciones que dependen directamente de las fuerzas o tensiones que tiene que soportar. Así, se distinguen los siguientes.
- Huesos planos: predomina en ellos la superficie más que el volumen. Están compuestos por dos capas de tejido óseo compacto que encierran otra de tejido óseo esponjoso. Ejemplo de este tipo de huesos son los omóplatos, cráneo y el pubis.
- Huesos cortos: son pequeños y en general proporcionados por todos sus lados. Se encuentran habitualmente en la columna vertebral y las articulaciones, ejemplo de las vértebras, carpo y tarso.
- Huesos largos: son los de mayor longitud del organismo. Predomina en ellos el tejido óseo compacto. Constituyen las extremidades.
Durante el crecimiento de los huesos en longitud éstos poseen células cartilaginosas que van siendo sustituidas por células de tejido óseo. Al concluir esta etapa, es decir, al final de la adolescencia, el cartílago de crecimiento ya está totalmente osificado. Por su parte, el crecimiento en grosor tiene lugar mediante el depósito de capas concéntricas de hueso a partir del tejido conjuntivo o periostio.

 

Los tejidos de los huesos, así como las sales minerales que contienen, son renovados permanentemente a lo largo de toda la vida de los vertebrados. Este proceso se lleva a cabo por las células denominadas osteoclastos y osteoblastos; las primeras se encargan de reabsorber (destruir) el tejido óseo para facilitar después su reconstrucción, mientras que las segundas lo reconstruyen produciendo la sustancia intercelular de ese tejido. Durante este proceso, las sales de calcio también son reemplazadas, pero si la sangre no aporta este mineral a través de la dieta, entonces puede ser liberado desde el esqueleto favorecido por la vitamina D, y las hormonas endocrinas de la glándula paratiroides metabolizadoras del calcio y fósforo.



Articulaciones

Las articulaciones son zonas de unión entre dos huesos contiguos.
Se distinguen tres tipos básicos:

- Articulaciones sinartrosis: son fijas, sin posibilidad de movimiento alguno en estado normal. Se forman encajando fuerte y perfectamente un hueso en otro, dando continuidad a las superficies óseas. Ejemplo de estas articulaciones son los que presentan los huesos del cráneo.

- Articulaciones anfiartrosis: son semimóviles, es decir, con movimientos muy limitados. Están formadas por un disco de fibrocartílago uniendo los huesos, ejemplo de las que existen entre las vértebras.

- Articulaciones diartrosis: son móviles, con una amplia variedad de movimientos. Se caracterizan por poseer una membrana intermedia llamada sinovial, que contiene la sinovia o líquido viscoso y transparente que las lubrica. Se trata de las articulaciones más complicadas, están constituidas por una cabeza articular que permite el encaje de un hueso en el hueco de otro; unos ligamentos internos o externos que permiten la sujeción entre ambos; y la cápsula articular, formada por tejido conjuntivo, y que contiene el ya citado líquido sinovial. El derrame de este líquido, por rotura de la membrana que lo encierra, es una lesión muy frecuente, como también la luxación por pérdida de contacto entre las dos superficies articulares.  Estas articulaciones son típicas en los extremos de los huesos largos, ejemplo de la unión del húmero con el omóplato o del fémur con el coxal.

Articulaciones

Sistema Muscular

El sistema muscular está formado por un conjunto de órganos de fibras contráctiles encargados de la actividad locomotora. Anatómicamente pueden ser:
- Estriados o esqueléticos: formados por tejido muscular estriado, de acción voluntaria, encargados de la vida de relación.
- Lisos:  formados por fibras lisas, de acción involuntaria, encargados de la vida vegetativa.
 



Los músculos representan el 50% del peso corporal, y son fundamentales en la regulación térmica y el metabolismo general. Su inserción en los huesos se realiza mediante tendones y membranas fibrosas llamadas aponeurosis. Cada músculo posee, generalmente, un punto en cada extremo que se inserta en los huesos; el que está fijo o relativamente fijo durante el movimiento se le llama origen, y el que se mueve inserción; la parte intermedia se denomina vientre. Por lo general, ambos extremos se fijan a huesos distintos abarcando articulaciones a las dan movimiento. En ocasiones un extremo, o ambos, no están fijos a huesos sino a la piel, ejemplo de los músculos de la cara.
El movimiento de un músculo se realiza siempre en el sentido de tiro, no en el de empuje, motivo por el que se precisan parejas de músculos para poder realizar el ambos movimientos. Así, se denominan agonistas aquellos músculos que trabajan en un sentido, y antagonistas los que actúan en el sentido contrario, ejemplo de los músculos flexores y extensores (que doblan y extienden), abductores y aductores (que separan y acercan un órgano al plano por el cual se supone dividido el cuerpo en dos mitades), elevadores y depresores (que elevan o bajan), esfínteres y dilatadores (que comprimen y dilatan), pronadores y supinadores (que hacen girar la mano de tal modo que la palma quede vuelta hacia abajo, quedando el cúbito y radio en posición cruzada o en paralelo).
Las contracciones y relajaciones de los músculos estriados requieren un ritmo para que se mantenga el tono muscular. Cuando se realiza un ejercicio físico sin permitir esa recuperación se produce lo que se llama fatiga muscular, que da lugar a una contracción cada vez más débil.


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